Históricamente las Organizaciones dan un paso atrás ante una crisis. Sin embargo, aquellas que están dedicadas a fomentar el bienestar y promover un impacto en la sociedad comprenden que las crisis y las amenazas son realmente una oportunidad. Ven el cambio como un proceso continuo y activo.
Muchas son las teorías y las propuestas, ya probadas, en relación a lo que podemos hacer cuando los resultados no son los esperados, y cuando observamos que el entorno ya no es lo que estábamos acostumbrados a ver y experimentar.
¿Cómo no caer “valle de la desesperación”?
Lo primero es abandonar la creencia que el “cambio” es un evento aislado. Muchas empresas y sus Líderes lo plantean como un evento caótico que es capaz de quebrar la continuidad operativa y estratégica de la Organización.
Establecer en las estrategias que los cambios son continuos e inevitables nos permitirá adecuar nuestras estrategias al éxito permanente, porque podremos estar preparados para los reveses en el camino. Crear capacidades internas que respondan a la transformación, nos permite valorar la preparación continua de nuestros colaboradores en todos los niveles, y también responder en tiempo real a las distintas exigencias del mercado.
Mantener a nuestros equipos de trabajo como un Equipo de alto desempeño, evitará el colapso ante cualquier evento. ¿Y por qué ocurre esto? Porque un Equipo de Alto desempeño está conformado por líderes comprometidos, empáticos y capaces de mantener sentimientos positivos ante la presencia de nuevos factores o circunstancias no previstas. Cuando abordamos el Proceso de Cambio, de manera estructurada, nos damos cuenta que son estos Equipos, los que mejor comprenden a qué se enfrentan y cómo se pueden predecir las desviaciones en la ruta propuesta.
Los procesos de cambio son para vivirlos, concientizarlos y experimentarlos, no para sufrirlos. El llamado “valle de la desesperación”, concepto desarrollado por Elizabeth Kubler (1973) nos lleva a un entendimiento de vivencias inevitables en cada una de las etapas que experimentamos cuando dejamos algo atrás y tenemos enfrente una nueva situación. Comprender que el proceso de cambio no es doloroso y mucho menos caótico, nos permite navegar en aguas inciertas, con la certeza de tener brújulas internas que nos llevarán a puerto seguro. Y esto podemos revisarlo en textos y bibliografías que nos hablan de porqué unas empresas son exitosas y otras no lo son. Aquellas que lo lograron atravesaron el “valle de la desesperación” muchas veces, en múltiples circunstancias, y además exitosamente. Fueron capaces de humanizar el cambio y su proceso.
Humanizar es darles visibilidad a las personas y no a las circunstancias, estas ya se muestran por sí solas, las personas, los colaboradores en cualquier nivel son los que harán posible la aceptación, la adaptación y la evolución ante los desafíos.
Sustentabilidad
Entrar en un proceso de mejora continua.
Comunicar de manera empática, transparente y con coherencia, que el cambio es continuo y necesario para evolucionar.
Valorar a cada uno de sus colaboradores y hacer con ellos un Equipo de Alto desempeño.
Mantener con compromiso, responsabilidad y disciplina el entrenamiento continuo de este Equipo.
Promover el enriquecimiento laboral a través de las personas.
Inspirar desarrollando al máximo el potencial propio y de cada uno, para lograr la interdependencia y conexión necesaria ante cualquier desafío.
La evolución y la adaptación ha sido siempre la regla de la existencia humana, no la excepción.“Inventemos el mañana, en lugar de preocuparnos sobre qué ocurrió ayer”
Steve Jobs
María Eugenia Villasmil
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